El 27 de junio de 2009, hace poco más de cinco años, las ciudades de La Chaux-de-Fonds y Le Locle se unían al exclusivo grupo de localidades integrado por los emplazamientos declarados como Patrimonio Mundial por la UNESCO. Desde entonces, Turismo de Neuchâtel ha desarrollado una oferta, exclusiva y atractiva a partes iguales, orientada a que los turistas de la zona tengan la oportunidad de descubrir el patrimonio relojero de la región. Hace poco más de una semana, el 1 de julio concretamente, esta asociación hacía pública la presentación por medio de la cual se promocionará esta iniciativa. El título no puede ser más acertado: «At the Heart of Time».
Pocas ciudades existen con un pasado más unido a la historia de la relojería Suiza, hasta el punto de que ambas fueron proyectadas y construidas por y para dar servicio a la industria relojera. Aquí, en el Cantón de Neuchâtel, ya desde finales del Siglo XVII los granjeros-relojeros de la zona producían relojes para clientes de todo el mundo. Ninguna otra región en el mundo puede reclamar con más derecho su pasado relojero y es, en este aspecto, un entorno único que ahora se abre a ser experimentado por los aficionados a este maravilloso mundo que, de otra forma, sería de difícil acceso fuera de los conductos profesionales.
De este modo y desde el año 2009 Turismo de Neuchâtel ha invertido un incontable número de horas de trabajo en la planificación y desarrollo de una amplia oferta de actividades en toda la región con la relojería como piedra angular de su motivación. Los distintos lugares de interés incluidos en estas actividades incluyen, desde el año 2012, cuatro talleres relojeros que proponen cursos de iniciación a la relojería en los que los asistentes pueden montar su propio reloj y llevárselo a casa. Paralelamente, una de las manufacturas ubicada en La Chaux-de-Fonds ofrece al público visitas guiadas a sus instalaciones y algunos de los oficios vinculados a la industria, como el esmaltado, abren también sus puertas posibilitando que sean conocidos desde dentro.
Obviamente y como no podía ser de otro modo, los dos museos de la región – el Museum of Horology de La Chaux-de-Fonds y el Le Locle Watch Museum – Château des Monts – participan de estas actividades con sus colecciones mundialmente aclamadas durante todos sus largos años de existencia.
En total la oferta incluye alrededor de una veintena de actividades más que recomendables constituyendo una excelente oportunidad para todos los aficionados a la Alta Relojería a conocer los entresijos de la manufactura de un guardatiempos desde dentro, desde el corazón de los talleres, aumentando más si cabe la estima que manifestamos hacia estas maravillas de la micromecánica. Altamente recomendable sin lugar a dudas.