Tal y como estaba previsto, ha abierto de nuevo sus puertas la boutique Cartier de Barcelona . Bueno, para ser precisos deberíamos concretar que se trata de la boutique del número 82 del Passeig de Gracia ya que durante el periodo de reformas, la boutique Cartier de Barcelona se trasladó temporalmente a un edificio emblemático; nada menos que a la gaudiniana Casa Batlló (artículo).
En esta renovada Boutique, Cartier ha querido combinar el renovado interiorismo de la marca con el sello artístico de Barcelona, lo cual solo nos podía conducir al Modernismo catalán. Lo meritorio es que nada parece forzado y los dos estilos conviven e incluso se complementan a la perfección. De hecho, recuerdo que cuando visité por primera vez la también remodelada boutique Cartier de Madrid, me pareció respirar un cierto ambiente modernista.
El modernismo catalán se inició finales del siglo XIX y tuvo como gran altavoz las dos Exposiciones Universales celebradas en Barcelona, la de 1888 y la de 1929. Esta corriente artística se expresó en prácticamente todas las artes pero adquirió su mayor significado en la arquitectura y en las artes decorativas. Describir el modernismo podría llenar una biblioteca pero si tuviera que resumirlo, me centraría en tres elementos; mosaicos, vidrieras y colorido.
Estos son los elementos y características que encontramos en rincones muy concretos y especiales de la renovada Boutique Cartier de Barcelona. Naturalmente, la estética general es la propia del interiorismo actual de Cartier, caracterizada por unas tonalidad de color muy especiales, a medio camino entre los tonos pastel y los saturados.
La enorme superficie, de 450 metros cuadrados, permite a Cartier crear multitud de ambientes diferenciados y especializados en una gama de productos concreta. Son de destacar las columnas que presiden la entrada de la boutique, que no esconden su inspiración en las que Gaudí implemento en la mayoría de sus obras arquitectónicas. El diseño de todo este interior ha corrido a cargo del prestigioso estudio de arquitectura G4 group.
Para los detalles modernistas y barceloneses, tenemos dos protagonistas principales. El responsable de las vidrieras de la boutique Cartier de Barcelona ha sido Jorge Aragone, una artesano argentino afincado en Barcelona. El curriculum de Aragone es extenso y prestigioso. En él destacan importantes restauraciones de edificios modernistas emblemáticos, como son la Casa Batlló y la Casa Lleó i Morera. En la renovada boutique Cartier barcelonesa, Jorge Aragone ha dejado su huella en uno de los elementos que sin duda será el gran icono de este espacio.
Me refiero a la vidriera de la cúpula que preside el jardín interior ubicado en el fondo de la boutique. Esta cúpula nos recuerda inmediatamente algunos de los símbolos arquitectónicos de barcelona, como son los invernaderos del Parque de la Ciutadella y la emblemática cúpula acristalada del Palau de la Música, el espectacular auditorio creado por Domènech i Montaner.
En este mismo espacio también interviene Livia Garreta, una mosaiquista e historiadora del arte que, al igual que Aragone, ha participado en la restauración de edificios emblemáticos de Barcelona, tales como el Mercat de la Boquería o el espectacular Recinte Modernista del Hospital de Sant Pau. Su sello se aprecia en diversos espacios de la boutique Cartier de Barcelona, pero muy especialmente en las paredes del jardín, decoradas con unos mosaicos que emulan hojas que crean una profusa vegetación. De nuevo, esta es una clara referencia a Gaudí, que se inspiraba en la naturaleza en la práctica totalidad de sus obras.
Un último gran detalle referente a la comunidad de Cartier con Barcelona es el mural en bajorrelieve que preside una de los espacios más importantes de la boutique, donde se representa la icónica Pantera de Cartier que contempla la ciudad desde los bancos ondulados del Parque Güell.
En resumen, Cartier nos obsequia con una boutique totalmente remodelada que solo cabe calificar de exquisita y espectacular. Ahora hay que visitarla…