Analizamos todos los detalles del Cartier Privé Tortue, la que probablemente será la novedad más importante de esta firma en el 2024.

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El Cartier Privé Tortue ha sido la gran estrella de la legendaria firma parisina en el Watches and Wonders 2024. Así lo afirmé en el artículo que dedicamos a sus novedades, escrito antes de que se iniciara el salón, y me reafirmo en ello después de tener el Tortue en mi mano. Aparte de todos los detalles, en los que entraremos a continuación, hay una característica de este reloj que implica al mismo tiempo una cualidad y un inconveniente; es un reloj que se inscribe en la colección Cartier Privé. Pero no nos adelantemos y vayamos por partes.

Un breve repaso a la historia del Tortue

El Tortue fue creado por Cartier en 1912, lo que le convierte en uno de los primeros relojes de pulsera de la historia, más antiguo incluso que el Tank (1917), aunque no tanto como el Santos (1904). Se trata de un reloj «de forma», que en idioma relojero significa que la geometría de la caja no es redonda, algo que genera infinidad de posibilidades de diseño. A groso modo, se podría calificar la forma del Tortue como de «tonel», pero para ser más precisos, debemos acudir a su nombre. Efectivamente, igual que el famoso Tank se inspiraba en un tanque visto desde arriba, el Tortue se inspira en la figura de una tortuga en visión cenital.

Cartier Tortue Minute Repeater 1929

Como es habitual en Cartier , de este reloj se han sucedido multitud de versiones. Una de las más célebres fue el Repetición de Minutos de 1929, un reloj que fue subastado por Antiquorum en el año 2002, alcanzando la cifra de 993.500 CHF. Un año antes, en 1928, Cartier presentó un Tortue Cronógrafo Monopulsante. Esta última es una de las dos versiones del Tortue que ahora reedita Cartier en su exclusiva colección Privé, que en este 2024 llega a su octava edición y cuyo objetivo es homenajear sus relojes históricos.

Cartier Privé Tortue

La primera versión del Tortue que nos presenta Cartier es el que homenajea el original de 1912. Por tanto estamos ante un reloj de la máxima pureza, que se limita a indicarnos las horas y los minutos. La caja reproduce con suma fidelidad la geometría, las formas y la proporción del original, que podemos ver en la siguiente imagen.

Cartier Tortue (1912)

Las dimensiones de la caja del Cartier Privé Tortue son de 41,4 mm x 32,9 mm, con un grosor de 7,2 mm. Esta manufactura relojera suiza decide ofrecernos tres variantes de este reloj, que se distinguen principalmente por el tipo de metal noble y por la decoración de su caja; oro amarillo, platino y platino con bisel engastado con diamantes talla brillante. El diseño de la caja sigue a la perfección el del original, con suaves lineas curvas y ausencia total de ángulos marcados. Donde esta edición Privé se desmarca del modelo de 1912 es en su corona, que adquiere una geometría octogonal. Curiosamente, este contraste entre las curvas de la caja y los ángulos de la corona resulta armonioso y no parece fuera de lugar

Si lo que buscamos es la máxima fidelidad con respecto al carácter del Tortue original, nos decantaremos por la versión con caja de oro amarillo. El motivo principal no es el tipo de metal noble de su caja sino los detalles de su esfera, que en las versiones de platino se apartan bastante del modelo histórico, no por su diseño sino por el uso de las tonalidades.

La versión con caja de oro amarillo es realmente exquisita en su conjunto. Su esfera es una reproducción prácticamente perfecta del reloj histórico de 1912. En ella encontramos todos los rasgos identitarios característicos de este reloj: índices horarios en forma de números romanos, índice de minutos tipo «ferrocarril» que sigue la forma de la caja y dos agujas centrales estilo «Pomme Évidée», también llamadas tipo Breguet.

Si conocemos mínimamente las creaciones de Cartier, sabremos que estas características son comunes a casi todos sus iconos. No obstante, hay un detalle muy importantes que diferencia el Tortue, tanto el modelo histórico como estos nuevos Privé, que le diferencia del Tank o del Santos, por poner los dos ejemplos más conocidos. Mientras en estos, el indice de minutos se sitúa en el centro de la esfera, con los índices horarios en forma de números romanos emplazados a su alrededor, en el Tortue este índice tipo ferrocarril se reubica al perímetro de la esfera, dejando los índices horarios en la zona interior.

En mi opinión, esta opción es mucho mejor, tanto desde el punto de vista estético como del técnico. Permite, por ejemplo, que la aguja de minutos no atraviese dicho índice, lo que siempre me ha resultado un tanto antinatural. Con este diseño, la aguja de las horas apunta a los índices horarios y la de minutos a sus índices correspondientes, todo ello siguiendo el patrón histórico que la aguja de horas debe ser más corta que la de minutos. El fondo de la esfera de este Cartier Privé Tortue es opalina plateada y todos los índices son negros.

El Cartier Privé Tortue equipa el calibre 430 MC, un movimiento de carga manuall cuyo volante oscila a una frecuencia de 21.600 alternancias por hora y genera una reserva de marcha de 43 horas. cuyas proporciones se adaptan a las de Tortue. Lo más destacado de este calibre, basado en el Piaget 430P, es su gran delgadez, de tan solo 2,1 milímetros de grosor.

Cartier nos ofrece tres versiones del Privé Tortue. La más fiel al original recurre al oro amarillo para su caja y nos ofrece el diseño de esfera que hemos descrito anteriormente. Un segunda versión con caja de platino aplica una variación en el diseño de su esfera, que consiste en aplicar un rodiado a los números romanos y a las agujas. Finalmente, la tercera versión también recurre al platino para su caja y al mismo diseño de esfera, pero decora su bisel y sus asas con un engaste de diamantes talla brillante. Como símbolo identitario de todo reloj Cartier con caja de platino, la versión que recurre a este metal noble utiliza un rubí en lugar de un zafiro como cabujón de su corona. En el caso de la versión engastada se utiliza un diamante como cabujón.

De las versiones con caja de oro amarillo y con caja de platino se emitirán 200 unidades de cada una y su precio será de 33.800 € y 38.900 € respectivamente. De la versión platino con engaste de diamantes solo se producirán 50 piezas y su precio ascenderá a 64.500 €.

Cartier Privé Tortue Chronograph

El Cartier Privé Tortue Chronograph es una reedición actualizada del cronógrafo del mismo nombre creado en 1929. En este caso, la fidelidad con el original no puede ser tanta como en el «solo hora», ya que la propia mecánica de un cronógrafo condiciona mucho su diseño, especialmente el de la esfera.

Cartier Tortue Chronograph 1929 (Imagen propiedad de Antiquorum)

En la imagen superior podemos ver el Tortue Chornograph original de 1929. Sus dimensiones eran de 27 x 35 mm, un tamaño extremadamente pequeño, normal en su época, pero casi ridículo hoy en día. Ello limitaba el diámetro de los contadores, cuyo eje estaba condicionado a su vez por el propio mecanismo. Las dimensiones del Cartier Privé Tortue actual son de 34,8 x 43,7 mm, un tamaño muy superior al del reloj original.

Esta dimensionalidad permite que en este nuevo Tortue, partiendo de dos ejes ubicados en las mismas zona de la esfera, pueda implantar unos sub-diales de mayor diámetro, lo que beneficia directamente su legibilidad y también su equilibrio estético. Al tratarse de un cronógrafo tipo bi-compax, todo se limita a un contador de 30 minutos del cronógrafo ubicado a la altura de las 3 horas y, de forma simétrica, a un pequeño segundero situado as las 9 horas. Además de seguir el patrón del original de 1929, esta configuración es la que siempre otorga mayor elegancia a un cronógrafo.

Un detalle diferencial con respecto al diseño de la esfera del modelo «solo hora» es que la escala perimetral de este cronógrafo no sigue la forma de la caja, sino que opta por una forma perfectamente circular. Lo paradójico es que el resultado estético me parece igualmente atractivo, hasta el punto que me resultaría difícil decidir por cual me decantaría si tuviese la opción.

El Calibre 1928 MC

El alma del Cartier Privé Tortue Chronograph es el calibre 1928 MC. Se trata de un movimiento de cronógrafo, de carga manual, cuyo volante oscila a una frecuencia de 28.800 alternancias por hora y genera una reserva de marcha de 44 horas. Un detalle importante, que ya se intuye al apreciar la ausencia de pulsadores convencionales en la caja, es que estamos ante un cronógrafo monopulsante. Este tipo de cronógrafo es el original de esta complicación, de cuando aun no se había inventado la función de parada/puesta en marcha que permiten los dos pulsadores que encontramos habitualmente en este tipo de reloj. Ello significa que con el Tortue Chronograph las fases del cronometraje son siempre secuenciales; puesta en marcha – parada – puesta a cero.

La extremada delgadez de este calibre, de tan solo 4,3 milímetros, es la responsable de que el Privé Tortue Chronograph mida solo 10,2 mm de grosor. La arquitectura del calibre 1928 MC adopta el esquema técnico más sofisticado y más clásico; carga manual, rueda de pilares y embrague horizontal. Estas son las características que busca cualquier apasionado y coleccionista en un cronógrafo elegante de alto nivel. El motivo es simple; esta construcción genera una estética fascinante, al tiempo que permite su máxima visibilidad.

Al igual que en en la versión de dos agujas, Cartier nos ofrece el Privé Tortue Chronograph en dos versiones de caja: oro amarillo y platino. Siguiendo el mismo patrón estilístico que ya hemos visto, la versión de oro opta por números e indices negros en su esfera, mientras que la de platino aplica un rodiado en estos elementos. Los cabujones de la corona son un zafiro y un rubí respectivamente.

Cartier emitirá los Privé Tortue Chronograph en formato de edición limitada, a 200 piezas de cada versión. El precio de la de oro amarillo es de 56.000 € y el de la de platino de 64.500 €.

Mis conclusiones sobre el Cartier Privé Tortue

No es un secreto que me fascinan los relojes de Cartier. Su capacidad creativa no ha tenido parangón a lo largo de la historia. Precisamente, dicha historia es la que añade un plus de valor a sus relojes y puede influir muy decisivamente en la decisión de compra. No solo adquirimos un guardatiempo de calidad sino que además portaremos en la muñeca un icono relojero histórico. Todo esto es aplicable al Tortue de Cartier. Si a ello añadimos todas las cualidades que hemos analizado a lo largo de este artículo, solo podemos concluir que se trata de un muy serio candidato si nos planteamos adquirir un reloj de la máxima elegancia. Decidir entre la versión más pura del Tortue y el cronógrafo es una disyuntiva que irá muy relacionada con el número y tipo de relojes de alta gama que posea su futuro propietario.

Finalmente, el hecho de pertenecer a la colección Privé de Cartier, le añade un plus de exclusividad ya que su producción está limitada. Paradójicamente, esta exclusividad también se transforma en un problema ya que si no nos damos mucha prisa no podremos acceder a uno de los 200 ejemplares que se emitirán de cada una de las versiones que hemos visto. Otro pequeño inconveniente es que los relojes Privé de Cartier solo se producen en metales nobles. Una versión en acero añadiría al Tortue un importante grado de versatilidad, pero bueno, no se puede tener todo…

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Décadas de pasión heredada por la relojería. 17 años transmitiendo esta pasión por internet. Primero fue MundoPanerai, luego Cronomundi, ahora Watch-Test. Unos proyectos que nacieron bajo una idea muy clara que se mantiene en el tiempo: el lector busca opinión de calidad y fiable. Con toda la subjetividad que conlleva, opinión y crítica razonada es lo que pienso seguir ofreciendo.

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