El pasado 11 de junio tuvimos la oportunidad, y el placer, de visitar la manufactura de Bovet 1822. Os lo contamos en este artículo.

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La visita a una manufactura es siempre especial. Da igual si se trata de la primera vez, en la que se abre un mundo al que antes no has podido acceder, o si se repite la experiencia ya que siempre, siempre, quedan muchas cosas por aprender. En esta ocasión en particular se trataba de mi primera visita a Bovet 1822. Una visita que abordaba con mucha ilusión debido a la peculiaridad de esta maison tanto por lo que respecta a sus relojes como a su filosofía. Debo decir que mis expectativas fueron superadas en todo momento. Los motivos los encontraréis entre las líneas que siguen a continuación.

Prototipo Récital 22 Bovet 1822

Prototipo del Récital 22 Grand Récital

Antes de empezar, seamos honestos. Bovet 1822, a pesar de ser una de las manufacturas históricas de la alta relojería, no formó parte de las marcas que tratamos en watch-test hasta el pasado año 2018. Sinceramente, desconozco el motivo aunque posiblemente no sea políticamente correcto reconocerlo tan abiertamente. Nuestro primer artículo sobre una de las piezas de Bovet 1822 fue el dedicado al Récital 22 Grand Récital, en junio de 2018. Y desde entonces sí, hemos escrito sobre todos y cada uno de los guardatiempos que ha creado esta manufactura hasta un total de 20 a fecha de hoy.

Dicho esto a modo de breve introducción, empecemos con la visita. Una visita que tuvo dos partes, la primera de ellas a las instalaciones de Dimier 1738, en Tramelan, donde se fabrican y ensamblan los componentes. De aquí salen los movimientos con el Castillo de Môtiers como destino, segunda parte de nuestra visita, donde se encajan estos movimientos para dar vida al producto final además de albergar los oficios más artesanales.

Dimier 1738. Manufacture de Haute Horlogerie Artisanale.

Bovet 1822 - Manufactura Dimier 1738

Vista de la manufactura Dimier 1738 (Tramelan)

Estas instalaciones, adquiridas por Pascal Raffy en el año 2006, albergan todas las actividades dedicadas a la producción de los componentes de los relojes de la manufactura además de las esferas que fueron trasladadas desde Ginebra en el año 2017. Se trata de un espacio que combina las técnicas más modernas con la tradición más absoluta de la alta relojería. El resultado es exquisito.

Bovet 1822 - Lubricación y ensamblaje

Lubricación y ensamblaje de calibre.

Dimier 1738 es el resultado de la unión de varias empresas especializadas en la producción de tourbillones y espirales, entre otras, lo que la convierte en una de las manufacturas más completas del panorama relojero actual con un nivel de especialización muy elevado. Los procesos de mecanizado, fresado, electroerosión, estampado, tallado y pulido tienen aquí su punto de encuentro. A excepción de los rubíes y de los muelles reales, prácticamente todos los componentes de los relojes de Bovet 1822 nacen aquí previa edición de tres planos (producción, decoración y montaje) que para cada uno de ellos emite el departamento técnico. Sí, también las espirales de los volantes.

Estas instalaciones dan cabida a un total de trabajadores cuyo número se sitúa entre 60 y 65 personas y entre los cuales aglutinan un total aproximado de 40 oficios distintos para producir alrededor de 1.500 piezas al año. El límite que Bovet 1822 se autoimpone en su producción es de 4.000 relojes al año. Por encima de esta cifra, la filosofía de esta manufactura lo considera una industrialización del proceso y, por tanto, una renuncia al gran pilar de su filosofía. A la vista de los datos no hay motivo por el que preocuparse puesto el número de guardatiempos producidos está por debajo de la mitad de ese techo.

Bovet 1822 - Entrada Dimier 1738

Acceso a las instalaciones de Dimier 1738

Ya sean los integrantes del 30% de la producción que incorpora el tourbillon como órgano regulador o los que forman parte del 70% que carecen de él. Esta calidad en la fabricación de componentes es el motivo por el que en estas instalaciones se fabrican elementos destinados a otras industrias tan tecnológicas como la aeronáutica o la farmacéutica. Otros datos importantes que revelan la filosofía que sigue Bovet 1822 en sus creaciones son, por ejemplo, que el 30% de relojes responden a piezas únicas (motivo por el que se renuncia al certificado de cronómetro emitido por el COSC) o que el valor medio de la reserva de marcha se fija en un extraordinario registro de 10 días (mínimo de 5 y máximo de 22).

Este tipo de máquinas permiten mecanizar un puente de tourbillon en un tiempo de aproximadamente 25 minutos. Un tiempo que contrasta con los dos días de trabajo que precisa el acabado y la decoración manual de una pieza de este tipo. Pero las máquinas CNC no son válidas para la producción de cualquier tipo de componente y, en aquellos cuyo grosor es más reducido, es donde entran en escena las máquinas de electroerosión. Tampoco se trata de un proceso todo-nada, es decir, algunos componentes requieren la combinación de ambos tipos de herramientas.

Bovet 1822 - CNC

Mecanizado del puente de tourbillon mediante CNC.

Al respecto del mecanizado de componentes, un dato que me llamó especialmente la atención reside en el hecho de que las esferas se mecanizan después de haber sido sometidas a cualquiera de las decoraciones posibles como el esmaltado o el guillocheado. El motivo reside en que de este modo se consigue una mayor homogeneidad en las superficies y una mayor precisión en los cortes de las aberturas destinadas a indicaciones como la fecha. El 100% de las esferas se realiza de manera manual, a excepción del tratamiento galvánico. Otra de las peculiaridades de Bovet 1822 reside en el hecho de utilizar las esferas como puente del movimiento, motivo por el cual están dotadas de un espesor superior al habitual.

Bovet 1822 - Electroerosión

Proceso de electroerosión.

A los procesos de CNC y electroerosión para la fabricación de componentes se les une un tercero, el conocido como stamping y que se utiliza, por ejemplo, en la fabricación de las pletinas principales. Para este sistema de producción Bovet 1822 dispone, en estas instalaciones de Dimier, de un taller de tooling en el que se fabrican sus propias herramientas. Al hilo de lo que os comentaba unas líneas más arriba, este proceso de stamping es el utilizado por la manufactura para la producción de ciertos componentes como los que forman parte de un altímetro para aeronáutica que se entrega al único proveedor, ubicado en Ginebra, de este instrumento.

Talleres de tooling y stamping

Talleres de tooling para el proceso de stamping

Si hablamos de producción de componentes, es muy probable que algunos puedan contemplar la posibilidad de utilizar los modernos sistemas de impresión 3D. Actualmente está técnica está completamente descartada debido a que la precisión que ofrece no cumple con las tolerancias exigidas por la relojería. Si bien tampoco se utiliza la impresión 3D para este fin, donde sí podría aplicarse en un futuro cercano sería en el proceso del tooling.

Bovet 1822 - Componentes altímetro

Componentes de altímetro para la industria aeronáutica.

Para este proceso se combinan métodos a máquina y manuales, pero nunca con herramientas CNC. Para este dentado se utilizan unas piezas fabricadas por una industria especializada (que paradójicamente sí recurre al mecanizado CNC) cuyo precio por unidad oscila nada más y nada menos que entre los 10.000 y los 20.000 € (sirva como referencia que un equipo CNC puede rondar la inversión de un millón de euros).

Bovet 1822 - Util para dentado

Útil para el dentado de las ruedas

Se trata de un proceso que combina el fresado con una de estas ruedas y que, por ejemplo, para una rueda de 100 dientes, precisa de un total de 100 vueltas de una de estas piezas en espiral.

Bovet 1822 - Dentado de ruedas

Dentado de ruedas de engranajes

Para acabar con algunas de las curiosidades de las que pude disfrutar durante la visita a las instalaciones de Dimier 1738, os hablaré de los piñones y de las espirales de los volantes.

Para los primeros Bovet 1822 utiliza un proceso de producción conocido como roulage (en francés) o burnishing (en inglés). Esta técnica, que podría traducirse a nuestro idioma como bruñido, sustituye al más habitual pulido y en la que los piñones se construyen con unas dimensiones ligeramente superiores a las requeridas para después comprimir las superficies del material hasta llegar a las tolerancias exigidas. De este modo el resultado obtenido es una mayor homogeneidad carente de microsurcos y, por tanto, una menor fricción en su funcionamiento lo cual optimiza el consumo de energía del movimiento.

Bovet 1822 - Pivot burnishing

Proceso de burnishing en los pivotes.

Pero este proceso va más allá de lo que supone la mera fabricación de este componente. Este valor añadido tiene su origen en un equipo que mide el momento de inercia de cada volante, uno por uno. Para cada uno de ellos, este instrumento devuelve un valor del 1 al 60 que corresponde a sesenta tipos distintos de espirales (otras manufacturas que utilizan este sistema lo hacen únicamente con 15 variantes).

Bovet 1822 - Espirales

A la izquierda, superficie sobre la que se situa el volante para medir su momento de inercia. A la derecha, los 60 tipos de espirales disponibles.

El proceso es tan sencillo de explicar como complicado de implementar. Mediante cálculos se determinan los parámetros de las espirales a fabricar. A continuación se someten los volantes a la prueba y, finalmente, se identifica el elemento a utilizar para cada reloj en particular. Los resultados de precisión cronométrica obtenidos en la pieza final son excelentes y se sitúan a mucha distancia de los que resultarían si se recurriera a espirales de catálogo.

Castillo de Môtiers.

Bovet 1822 - Château Môtiers

Finalizada la visita a Dimier iniciamos el viaje que nos conduciría desde Tramelan hasta el Castillo de Môtiers. Un recorrido de unos 65 km, el mismo que siguen los movimientos ensamblados de Bovet 1822 hasta el lugar en el que serán encajados, durante el que hicimos una parada para comer. Buena comida y mejor charla.

Bovet 1822 - Château Môtiers 1

Levantada a principios del siglo XIV por Rodolphe IV, Conde de Neuchâtel, fue ocupada por los señores de Val-de-Travers durante los siglos posteriores. En 1835 el estado lo vendió a Henri-François Du Bois-Bovet y los descendientes de la familia Bovet los donaron al cantón de Neuchâtel en 1957.

Bovet 1822 - Château Môtiers 2

En 2006, cuando las autoridades del distrito de Neuchâtel decidieron venderlo, Pascal Raffy se ofreció como comprador, asegurando la preservación a largo plazo de este patrimonio único. Tras la adquisición y de manera inmediata, se inició una importante obra que se prolongó durante tres años durante los cuales se renovaron y remodelaron los 5.800 m² de su superficie. A la par que las tareas de conservación se realizó una inversión económica de envergadura que permitiera, a la vez, garantizar el cumplimiento de los estándares de calidad exigidos por un taller de alta relojería.

Bovet 1822 - Château Môtiers 3

Entre labores administrativas, de gestión y las correspondientes a la manufactura suman un total aproximado de 25 personas. Estas instalaciones son el punto de encuentro de los movimientos ensamblados procedentes de Tramelan y de las cajas que se fabrican a escasos diez minutos de Dimier. Obviamente, las cajas llegan a Bovet brutas, es decir, sin los acabados que se realizan de manera manual en los talleres.

Bovet 1822 - Atelier Môtiers

Los grabados que los artesanos de Bovet 1822 aplican a estas cajas responden principalmente a tres tipos: Fleurisanne, Bris de Verre y, finalmente, aquellas cuyo grabado reproduce geometrías personalizadas elegidas por los clientes que, de manera adicional, suelen responder a piezas únicas. El reparto en porcentaje para cada uno de estos tipos es, de manera aproximada del 80% para el primero, 15% para el segundo y del 5% para el tercero.

Bovet 1822 - Grabado Fleurisanne

Grabado Fleurisanne

No obstante, la mayor parte de estas actividades y debido a las pocas personas capaces de llevarlas a cabo, se realizan en los talleres de los propios artesanos, algunos de los cuales con contratos en exclusiva para Bovet. Desgraciadamente, cerca del 95% de las piezas que albergan la pintura en miniatura de Bovet 1822 van destinadas a colecciones privadas, por lo que raramente son comunicadas al público.

Bovet 1822 - Atelier Môtiers 1

Y hasta aquí el resumen de lo que fue una jornada para recordar. Un resumen que no quiero dar por terminado sin antes mostrar mi agradecimiento a Alessandra Pinna, de Pinna Comunicación, y a Christophe Persoz, relojero, instructor y director de proyectos de Bovet 1822. A la primera, por hacer posible este viaje, al segundo, porque fue nuestro guía inseparable sin el cual la visita no hubiera sido, ni de lejos, lo que fue.

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POR   

Ingeniero Técnico Industrial, de formación electrónica con pasión por la micro-mecánica. Co-fundador y editor de Watch-Test. En mi trabajo y en la vida tengo una máxima: Las cosas hay que explicarlas de manera que se entiendan. De lo contrario, el esfuerzo es en vano.

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