En el año 1995, Carlos Dias emprende una aventura realmente sorprendente en el mundo de la Alta Relojería de aquellos días. Tiene la osadía de fundar partiendo de cero Roger Dubuis, una nueva marca de relojes de muy alta gama. Pero el atrevimiento va más lejos al crear una auténtica manufactura, lo que hoy en día implica diseñar y desarrollar sus propios movimientos.
Para comprender el alcance de este concepto, hay que tener en cuanta, que en los años 90, los “tres grandes” de la Alta Relojería, es decir, Patek Philippe, Audemars Piguet y Vacheron Constantin, aun empleaban en algunos de sus modelos calibres externos de especialistas como Lemania, Frederic Piguet o Jaeger-LeCoultre.
Pero Carlos Dias es una persona muy especial, lo que me ha quedado claro en las ocasiones en que he podido departir con el. Cuando hace algo, lo hace sin limitaciones, ni conceptuales ni económicas. Así, para redondear el círculo, diseña y manufactura sus calibres para que cumplan las elitistas exigencias del “Sello de Ginebra”, un certificado del que podían y pueden presumir muy pocas manufacturas.
La reciente compra de Roger Dubuis por parte de Cartier, ha creado una gran convulsión en el mundo de la relojería ginebrina. Pero extendernos en ello daría pie a un artículo que se alejaría de la intención del presente. Ahora se trata de informar sobre la nueva gama de Roger Dubuis lanzada este año y denominada Monegasque. En concreto os presentamos el Monegasque Chronographe.
Aunque la decoración de la esfera recuerda los códigos de los anteriores modelos de la firma, la forma de la caja es totalmente nueva. Más que una revolución, lo consideraría una evolución, y en mi opinión muy positiva. Además, este nuevo modelo se ofrece en una variante de acero, algo que siempre he reclamado de las grandes marcas y que como se ha demostrado con el Patek del reciente artículo que hemos publicado, no implica ninguna pérdida de prestigio ni de apetencia por parte de los coleccionistas.
El Monegasque Chonographe va equipado con un también nuevo calibre, el RD 680, que ensambla 261 componentes. Como no podía ser de otro modo en un cronógrafo de este nivel, implementa la rueda de pilares y el embrague vertical. El galardón “Sello de Ginebra” está en proceso de aprobación, pero no me cabe ninguna duda de que así será.
El diámetro de la caja es de 44mm, justo el límite de la portabilidad por parte de personas con un amplio espectro de tallas. Su configuración es bicompax, con un contador de 30 minutos a las 3 y un pequeño segundero a las 9. La hermeticidad es de unos discretos 5 bares (50 metros). En general y previamente a un examen más detallado, se puede considerar una muy acertada evolución en las colecciones de la firma Ginebrina.
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