Después de los Captain Cook que os presentábamos esta semana, hoy es el turno de las nuevas versiones del Rado Golden Horse 1957, dos ediciones limitadas que mantienen todo el encanto de los años 60. Si hablábamos que los Captain Cook se alejaban de la actual imagen de Rado que tiene en la cerámica su icono y elemento diferencial, la colección Golden Horse sigue exactamente el mismo camino.
Cuando la firma de Lengnau se decidió a ampliar su portafolio con relojes de gustos más universales, lo hizo de la mejor manera: buscar en su legado histórico. Mientras que los Captain Cook se inspiran en su reloj de submarinismo de 1962, con los Golden Horse recupera el primer modelo nacido bajo el nombre de Rado en 1957. No es que la firma naciera ese año, sino que fue el nombre elegido por la empresa Schlup & Co. para la nueva colección que conmemoraba el 40ª aniversario de su fundación en 1917.
La renacida colección Golden Horse se lanzó el año pasado con una primera edición limitada bautizada como 1957, seguido de los Automatic en 42 y 35 mm. que, a diferencia del primero, implementan un bisel cerámico estriado. Retomando la estética de la edición limitada, Rado acaba de presentar dos nuevas versiones de los Golden Horse 1957 con esferas azul y verde.
Cierto, a priori es un tamaño más bien pequeño que no encaja mucho con los gustos actuales, pero tratándose de un reloj de vestir y si tenemos en cuenta que de asa a asa mide 40 mm, las cosas cambian, y más aún cuando os lo ponéis en la muñeca: su comodidad es absoluta.
El cristal acrílico original da paso a un resistente zafiro ligeramente combado, mientras la trasera atornillada incluye el grabado que ya exhibía el vintage: tres hipocampos y tres estrellas. La hermeticidad no es muy elevada, unos 5 bar que en otros relojes podrían ser escasos pero que en un reloj clásico y eminentemente de vestir resultarán suficientes para la mayoría. A pesar de ello, no hubiera estado de más que llegara a los 100 m, sobretodo si tenemos en cuenta que se entrega con un brazalete de acero (de diseño de «grano de arroz» o milanesa, vaya) que posibilita un uso más polivalente.
Si la edición limitada con que debutaron los Golden Horse 1957 recurría a una espectacular esfera rojiza fumée, estas dos versiones también lucen colorido, esta vez en azul y verde, aunque prescinden de ese particular acabado para ofrecer un más comedido satinado soleil. Aunque las imágenes dan pie a pensar que el dial sí presente un fumée algo difuminado, la verdad es que no es más que un efecto visual causado por el abombamiento de la esfera.
Como vemos, los índices aplicados horarios no se acompañan de ninguna escala de segundos/minutos como sí ocurre en los Automatic. Por una parte, esto favorece la limpieza de una esfera ya de por sí pequeña, pero por otra siempre hay público para el cual ésta le resulta imprescindible en aras de una mejor precisión, rapidez y facilidad de la lectura horaria.
Siguiendo con la misma estética de las esferas originales, la ventana de fecha está enmarcada y muestra los numerales en rojo. También presenta el logo del ancla móvil bajo las 12 horas, dos manecillas dauphine de horas y minutos y una delgada segundera central (las tres ligeramente curvadas para adaptarse a la geometría convexa de la esfera y cristal), y dos caballitos de mar dorados sobre las 6 horas, acompañados por el nombre del modelo con la misma tipografía de 1957. Sencillo pero a la vez efectivo, limpio y bien proporcionado.
En su interior encontramos el esperado ETA C07.611, el calibre automático que impulsa todos los Rado Captain Cook y Golden Horse Automatic de 42 mm. Su principal característica es que dispone de una excelente reserva de marcha de 80 horas, fruto de haber disminuido la frecuencia de oscilación del base ETA 2824-2 a 3 Hz.
Sus armas son la discreción, está bien construido, tiene un atractivo y atemporal look vintage de los años 60, es polivalente y su probadísimo mecanismo dispone de una excelente reserva de marcha. Como únicos puntos controvertidos podríamos citar su tamaño de 37 mm (ventaja para unos, lastre para otros) y una hermeticidad algo escasa si queremos disfrutar de la polivalencia que nos ofrece el brazalete de acero.