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Lo prometido es deuda y me propongo cumplir con lo dicho en el artículo anterior en el que os hablaba del Speedmaster Spacemaster Z-33. Permitidme que os avance que, muy a mi pesar, me dispongo a criticar negativamente lo que personalmente considero como un sucedáneo de uno de mis griales particulares: el Speedmaster Professional, abanderado como pocos de la polivalencia, comodidad, proporcionalidad, relación calidad-precio y un largo etcétera.

Técnicamente excelente debido al calibre Omega con escape co-axial desarrollado por el gran maestro relojero George Daniels, estéticamente muchos pasos por detrás de dicha excelencia: el nuevo Speedmaster Racing.
Sobre el Speedmaster Professional hemos hablado largo y tendido en el artículo que le dedicamos en nuestra sección de relojes legendarios. En mi opinión, este guardatiempos posee uno de los diales más cercanos a la perfección que conozco. A pesar de tratarse de un mecanismo de cronógrafo con una configuración tri-compax y la acumulación de subdiales que ello supone, la proporcionalidad conseguida y la legibilidad son excelentes. Todos y cada uno de los componentes del dial guardan una relación impecable.

Pocos relojes pueden alardear de haber mantenido sin la más mínima variación el mismo diseño del dial durante más de 50 años. No queda atrás el diseño y las dimensiones de la caja con sus 42 mm de comodidad y construcción asombrosa.

Ediciones conmemorativas a parte, hace poco tiempo, con el lanzamiento de la nueva colección de calibres co-axiales, Omega sacó a la luz el modelo Speedmaster Co-Axial Chronometer, eliminando el término Professional puesto que dejaba de poseer el conjunto de características que hicieron de este guardatiempos el conocido como Moonwatch. El nuevo modelo añadía a la función de cronógrafo la indicación de la fecha a las 6. El calibre 3313 sustituía el remonte manual por el automático, a la vez que implementaba el mecanismo de cronógrafo gobernado por una rueda de pilares en sustitución del mecanismo de leva y palanca del calibre 1861/63 del modelo Professional. Finalmente y como su denominación indicaba, integraba el escape co-axial. Dos parámetros adicionales se veían mejorados técnicamente: la estanqueidad pasaba de 50 a 100 metros y la reserva de marcha de 48 a 52 horas.

A priori todo parecía indicar que este modelo se convertiría en un Speedmaster técnicamente mejorado y así fue, en parte. El cambio de calibre supuso un cambio en el diámetro de la caja, que pasó de 42 a 44,25 mm, y a una mayor altura de la misma. Obviamente este aumento de caja llevó a un dial mayor y a una penalización en la comodidad de uso. Aún así, lo cierto es que el Speedmaster conservaba su identidad, ligeramente alterada por las necesidades del nuevo calibre que albergaba.

Omega, en este 2012, ha decidido rememorar tiempos pretéritos al Speedmaster Professional y acude a la estrecha relación que el original Speedmaster, antes de vincularse a la NASA, mantuvo con el mundo de los deportivos. No voy a decir que el reloj no me resulte atractivo y mucho menos me atreveré a comentar negativamente su excelente calibre, pero definitivamente y en mi opinión, poco o nada tiene que ver este nuevo guardatiempos con mi querido Speedmaster salvo el nombre y la escala taquimétrica a la que se lo debe.

El Speedmaster Racing alberga el calibre manufactura Omega 3330 de remonte automático y certificado cronométricamente por el COSC. Su frecuencia de oscilación es de 28.800 alternancias por hora (4 Hz) y la reserva de marcha alcanza las 52 horas. Aspectos principales a destacar de este magnífico movimiento son su escape co-axial, espiral del volante en silicio, dispositivo antigolpes Nivachoc y cronógrafo gobernado por rueda de pilares. Lo dicho, técnicamente impecable.

Combinaciones de colores a parte, es en el dial donde esta versión pierde, para mí, todo su encanto. Los subdiales destinados a los contadores de horas (a las 6) y minutos (a las 3) del cronógrafo, así como el que alberga al pequeño segundero a las 9, pierden la perfecta proporción de la que disfrutaban anteriormente. Incluso los dos subdiales ubicados en el eje horizontal de la esfera (a las 9 y a las 3) son de mayor diámetro que el situado a las 6, ocasionando además que lleguen a cortar la escala perimetral que contiene los índices, también de menor longitud que en el Speedmaster tradicional, destinados a la lectura de minutos y segundos.
El diámetro de la caja, fabricada en acero y que combina las superficies pulidas con las cepilladas, es de 40 mm, quizás en un intento de rememorar la anterior introducida en el año 1961. En este punto debo decir que, si el hecho de implementar un calibre manufactura de la colección co-axial de Omega permite este diámetro, no entiendo porque la caja del modelo Speedmaster Co-Axial Chronometer se llevó hasta los 44,25 mm. Por lo que respecta a la altura es de 15,05 mm hecho que penaliza también la proporcionalidad del conjunto.
Por más que me esfuerce no consigo ver más que un reloj deportivo, basado en los coches deportivos y en homenaje a ellos y a la época de aparición del Speedmaster tomando como base a este emblemático reloj. Bien está lo que bien acaba e, indiscutible y afortunadamente, los gustos de los aficionados a la relojería son variados. Quizás este modelo incluso pueda superar en ventas al Speedmaster Professional. Personalmente, me quedo con el segundo.

Watch-Test es una página web especializada en análisis y comparativas de relojes mecánicos de pulsera de alta gama y de lujo. Todos los artículos de Watch-Test son originales, independientes y exclusivos, escritos por editores referentes en el sector.
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POR   

Ingeniero Técnico Industrial, de formación electrónica con pasión por la micro-mecánica. Co-fundador y editor de Watch-Test. En mi trabajo y en la vida tengo una máxima: Las cosas hay que explicarlas de manera que se entiendan. De lo contrario, el esfuerzo es en vano.

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