H. Moser & Cie. presenta el Strimeliner Flyback Chronograph, una maravilla tanto por su diseño como por su mecanismo que representa el debut de su nueva colección deportiva

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«Ya casi no quedan sorpresas de verdad… y quizá por ello, cuando te encuentras con una, te fascina tanto«. Esta frase, extraída de la preciosa novela Brújulas que buscan sonrisas perdidas, de Albert Espinosa, me viene hoy como anillo al dedo para introducir la última creación de H. Moser & Cie: el Streamliner Flyback Chronograph Automatic. Lo que ocurre siempre en estos casos es que me sale un artículo bastante extenso, así que lo he dividido en dos partes. Hoy os ofrecemos la primera y mañana la complementaremos con la segunda.

¿Cuántas novedades nos han presentado las marcas en los últimos cinco años?. Millares. Pero de entre ellas, ¿cuántas nos han provocado abrir los ojos como platos, quedarnos con la boca abierta y por momentos sin habla para luego exhalar un improperio de admiración?. En mi caso se pueden contar con los dedos de una mano. Y si esto es así, a mi mano derecha le acaba de nacer un sexto dedo.

H. Moser & Cie. Streamliner Flyback Chronograph Automatic

La sorpresa no sólo viene por el reloj en sí mismo, sino porque supone una irrupción totalmente inesperada en el portafolio de la marca. Es su primer cronógrafo, su primer reloj con brazalete integrado, y la primera vez que la firma implementa un mecanismo desarrollado por Agenhor: el calibre AgenGraphe bajo el nombre de HMC 902. Su concepto y diseño rompen en mil pedazos los moldes de la firma, y si no fuera por su logo, serigrafiado en la esfera y grabado en la corona y el puente, no hay detalle o elemento que nos induzca a pensar que estamos ante un reloj creado por H. Moser & Cie.

Con un diseño que recuerda al de relojes de los años 60 y 70, el Streamliner Flyback Chronograph Automatic es un reloj deportivo de lujo, una categoría encabezada por dos iconos como el Nautilus de Patek Philippe y el Royal Oak de Audemars Piguet, y a la que los Alpine Eagle de Chopard , BR 05 de Bell & Ross y Odysseus de Lange &Söhne han sido las últimas en sumarse. Pero mientras todos ellos nacieron con las básicas funciones de horas y minutos acompañadas de una complicación simple como es la de fecha, el Streamliner debuta a lo grande ofreciendo la complicación de cronógrafo flyback. Y para ello, H. Moser no se ha desviado de los códigos de diseño por los que se ha dado a conocer, es decir, una armoniosa simplicidad exterior que parece contradecir su complejidad interior. Siguiendo esta filosofía iniciada con el Perpetual Calendar, su primer cronógrafo prescinde de los tradicionales subdiales y ofrece las lecturas en la esfera principal mediante dos manecillas centrales.

H. Moser & Cie. Streamliner Flyback Chronograph Automatic

Según Moser, el desarrollo de lo que se convertiría en Streamliner comenzó hace cinco años. Su nombre evoca los trenes ferroviarios de alta velocidad de los años 30 a los 50, caracterizados por un diseño de curvas redondeadas y aerodinámicas. Edouard Meylan, CEO de H. Moser & Cie, describe el concepto como tal: «Comenzamos diseñando un brazalete cómodo, elegante y diferente, y más tarde creamos el modelo en torno a la función de cronógrafo, pues se trataba de la característica que queríamos destacar sobre las demás. El Streamliner es un cronógrafo que muestra la hora y no un reloj que también lleva función de cronógrafo. Al decidirnos por una indicación central —sin esferas secundarias— optamos por la sobriedad, la ergonomía y la legibilidad, en coherencia con nuestra filosofía minimalista. Hemos tomado la verdadera esencia del cronógrafo y la hemos elevado a un nuevo nivel».

De estructura monobloque y diseñada en forma de cojín, presenta un sinfín de líneas curvas que parecen ser ideadas en un túnel de viento para favorecer la aerodinámica del ingenio. La principal característica de esta geometría de caja es la pronunciada curvatura de su plano superior, lo que podemos apreciar con claridad en la imagen inferior. La ventaja práctica de este diseño es que las asas, integradas en la misma caja, también adquieren la curvatura, lo que a priori beneficia su encaje en la muñeca.Con un diámetro de 42,30 mm, su grosor se aleja de las contenidas y elegantes medidas habituales de la firma, unos 14,20 mm que no se me antojan en absoluto exagerados en un reloj de estas características.

H. Moser & Cie. Streamliner Flyback Chronograph Automatic

La corona se encuentra a las 4 en punto, mientras que los alargados pulsadores se disponen simétricamente en la carrura a las 2 y 10 horas. Siempre he tenido debilidad por los relojes con la corona desplazada de su posición habitual a las 3, pero si además le sumamos la simetría de los pulsadores cronográficos que luce el Streamliner, mi fascinación por él sube como la espuma. No sólo es estéticamente deliciosa, sino que esta disposición tiene una indudable ventaja ergonómica. Mientras la ubicación convencional del pulsador flyback a las 4 requiere de giros casi antinaturales de la muñeca, el hecho de situarlo a las 10 horas permite una activación mucho más fácil, lógica y práctica.

H. Moser & Cie. Streamliner Flyback Chronograph Automatic

Los detalles y acabados de esta caja almohadilada son absolutamente brillantes. Al igual que los relojes vintage de la década de los 70 en los que se inspira (Omega Speedmaster Mark II o Longines Dive-Timer, por ejemplo) la caja del Streamliner tiene un ancho bisel inclinado acabado con un cepillado radial. Con pulsadores y corona de acabado pulido, sus bordes biselados y pulidos dan paso a una carrura ligeramente hundida, también cepillada aunque esta vez en horizontal, Esta sinuosa combinación de líneas fluidas y contraste de texturas resulta tremendamente atractiva y seductora. Y puestos a encontrarle algún punto en contra, si es que existe, quizás mi subjetivo miedo al daño estético que provocaría en el bisel una simple raya debido a su considerable superficie y delicada decoración.

H. Moser & Cie. Streamliner Flyback Chronograph Automatic

Emergiendo en la parte superior, el cristal de zafiro está suavemente abovedado y biselado con una inclinación que prolonga la de la caja. En esa misma idea de integración y fluidez, los pulsadores pentagonales alargados tienen una geometría que se adapta al grosor decreciente de la carrura debido la caída del bisel hacia las asas. La trasera atornillada implementa un cristal de zafiro que nos ofrece una ventana al maravilloso calibre HMC 902.

H. Moser & Cie. Streamliner Flyback Chronograph Automatic

Un punto a tener en cuenta a la hora de hablar en un reloj deportivo es su hermeticidad, y más aún si se trata de un cronógrafo debido a los pulsadores, una doble vía añadida de posible entrada de agua. Con una excelente cifra de 12 atm (120 metros), el H. Moser & Cie. Streamliner Flyback no sólo multiplica los 50 metros del legendario Audemars Piguet Royal Oak, sino incluso supera los 100 metros de su versión con cronógrafo más deportiva, el Royal Oak Offshore. Un detalle funcional que debemos ensalzar como se merece es que no sólo sella los pulsadores, sino que incluso permite utilizar el cronógrafo bajo el agua.

Sus líneas fluidas que enlazan con el diseño general, se basa en eslabones articulados paralelos y suavemente ondulados, cuyo tamaño disminuye progresivamente desde la caja hasta la hebilla. No es nada sencillo acertar la proporcionalidad entre la caja y un armis integrado, y Moser lo ha logrado con el Streamliner: hay un impecable equilibrio estético entre ambos elementos gracias a su perfecta integración y continuidad en cuanto a su forma, transición y fuerza visual se refiere.

H. Moser & Cie. Streamliner Flyback Chronograph Automatic

Su nivel de detalle y acabado es excelente, con las superficies planas en cepillado vertical combinadas con el pulido de los biseles entre cada eslabón y en los laterales. Los eslabones son cortos, lo que proporciona una buena flexibilidad general que asegura su comodidad. La hebilla desplegable con tres hojas de acero, con el logotipo de Moser grabado, se libera mediante dos pulsadores. Sin embargo, su punto débil radica en que no dispone de algún tipo de microajuste que permita ceñir el brazalete a la perfección.

Si hay algún cambio sobre la caja y el brazalete que a más de uno podría interesar, sería el material. Resistente y polivalente, el acero es el metal por antonomasia de los relojes deportivos. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que el brazalete incrementa notablemente el peso. Personalmente no es un aspecto importante, al contrario, me gusta «notar» el reloj, pero eso no me impide reconocer que el titanio podría ser un excelente material por su ligereza y mayor resistencia mecánica.

No os perdáis mañana la continuación de este artículo, en el que os descubriremos todo lo relacionado con la esfera y analizaremos su espectacular calibre HMC 902.

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Ingeniero geólogo, Master en Geología Marina y Master en Restauración Medioambiental, Co-fundador y editor en Watch-test. Opinión, pasión y rigor, son los pilares fundamentales que sustentan la redacción de mis artículos. La clave, disfrutar de una profesión que coincide con mi afición.

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